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Golpe de estado en Egipto (3 de julio de 2013)
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El “puñetazo” del Papa Francisco (15 de enero de 2015)
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Je ne suis pas Charlie Hebdo (18 de enero de 2015)
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Los de aquí, parecidos o peores (sine die)
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Final (en la fecha que leas este blog)
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Golpe de estado en Egipto (3 de julio de 2013)
Se acercaban las últimas horas de la jornada del 3 de julio de 2013 en El Cairo cuando Abdul Fatah al-Sisi, presidente del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas suspendía la Constitución y derrocaba al máximo mandatario del país, Mohamed Morsi, había sido nombrado por votación poco más de un año antes. Suponían las primeras elecciones democráticas en Egipto en sus más de 5000 años de historia. Desde cinco días antes, miles de manifestantes se encontraban en la plaza Tahrir, que se traduce por la de la Liberación, para exigir la renuncia de Morsi en razón del malestar social y económico que llevaba su gestión. Ante la situación que vivía la tierra de los faraones, y con la negativa del Presidente a abandonar su cargo, el 1 de julio el general al-Sisi dio un ultimátum al gobierno a fin de que respondiera a las demandas del pueblo egipcio. No atendiéndolas, en 48 horas Mohamed Morsi fue derrocado y detenido.
Todos los medios de comunicación del planeta se hicieron eco de tan lamentables sucesos, tomando partido por unos o por otros contendientes. En su línea habitual, Charlie Hebdo, un semanario francés “irresponsable” (como ellos mismos se denominan), colocaba en portada una viñeta en la que se podía leer: “Matanza en Egipto. El Corán es una mierda. No detiene las balas”. Sobra cualquier comentario.
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El “puñetazo” del Papa Francisco (15 de enero de 2015)
En la mañana del 7 de enero de 2015, la revista Charlie Hebdo sufrió un atentando en el que dos hombres armados y enmascarados accedieron a su sede disparando sus fusiles de asalto AK-47 para llevarse la vida de 12 personas al grito de “الله أكبر”, “Al•lahu-àkbar” o “Alá es grande”. La publicación satírica se había hecho muy famosa por sus frecuentes representaciones del profeta Mahoma, aunque también de líderes católicos, excesivamente irreverentes y nada respetuosas.
- Sobre los asesinatos de los colaboradores de Charlie Hebdo:
No se puede matar en nombre de la propia religión, no se puede matar en nombre de Dios. No se puede ofender, o hacer la guerra, o asesinar en nombre de la propia religión o en nombre de Dios.
Nos sorprende lo que sucede ahora, pero pensemos en nuestra historia: ¡cuántas guerras de religión hemos tenido! Pensemos en la noche de San Bartolomé (la referencia a la masacre de los hugonotes, asesinados por los católicos). Como se comprenderá, también nosotros fuimos pecadores en esto, pero no se puede matar en nombre de Dios, esta es una aberración. Se debe hacer con libertad y sin ofender.
Detrás de todo atentado suicida hay un desequilibrio humano que es como una falta de respeto, y que quienes los cometen carecen de un verdadero equilibrio sobre el sentido de su vida y la de los demás.
Ofrecen su vida, pero no por el bien, mientras que los misioneros dan la vida, pero para construir. Quien se inmola da la vida, pero para destruir.
- Sobre la libertad de expresión:
Todos nosotros tenemos no solo la libertad, sino el derecho y también la obligación de decir lo que pensamos para ayudar a construir el bien común.
Es una obligación decir lo que se piensa para ayudar al bien común, si un senador o un político no dice lo que piensa, no colabora con el bien común.
Si un gran amigo dice una mala palabra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo. ¡Es normal! He usado este ejemplo del límite para decir que en la libertad de expresión hay límites.
- Sobre las ofensas a las religiones:
No se puede considerar que las religiones sean una especie de subculturas. La gente que habla mal, que ofende una religión o todas, está provocando. Hay un límite. Toda religión que respete la vida humana merece respeto. Yo no puedo burlarme de ella. En la libertad de expresión hay límites.
Tanto la libertad de expresión como la libertad religiosa son derechos humanos fundamentales, aunque tenemos la obligación de hablar abiertamente, de tener esta libertad, pero sin ofender.
Ni la libertad de religión ni la libertad de expresión deben ser utilizadas para ofender a los demás.
La libertad de expresión tiene sus límites y que no se puede provocar ni ofender a la religión.
No puedes provocar. No puedes insultar la fe de otros. No puedes burlarte de la fe.
No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás. No se le puede tomar el pelo a la fe. No se puede.
Toda religión tiene dignidad, toda religión que respeta la vida humana y a la persona humana y no me puedo burlar de ella. Y este es un límite.
Creo que ambos son derechos fundamentales: la libertad religiosa y la libertad de expresión. No se puede ocultar una verdad: cada persona tiene el derecho de practicar la propia religión sin ofender, libremente, y es lo que queremos todos.
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Je ne suis pas Charlie Hebdo (18 de enero de 2015)
Manuel II Paleólogo fue un emperador que gobernó Bizancio desde el 1391 al 1425, año en que falleció con 75 años. Gran soldado y estadista, su carácter diplomático le llevó a establecer relaciones pacíficas con los otomanos. De esta forma consiguió retrasar hasta 1453 la Caía de Constantinopla. La templanza de sus acciones, hizo que en una ocasión manifestara que "Dios no se complace con la sangre, no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios. La fe es fruto del alma, no del cuerpo. Por tanto, quien quiere llevar a otra persona a la fe necesita la capacidad de hablar bien y de razonar correctamente, y no recurrir a la violencia ni a las amenazas".
Doble sabiduría, la de Manuel II Paleólogo. Por un lado se oponía tajantemente a violencia física profesada en nombre de la fe, y por otro llamaba al bien hablar para no ofender con la palabra.
El reciente ataque terrorista a las oficinas de la revista satírica Charlie Hebdo en París, saldado con 12 asesinatos producidos al grito de “Al•lahu-àkbar” (Alá es grande), es una salvajada injustificable. Convertir a unos periodistas en objetivo militar supone una crueldad fuera de lugar, algo sumamente repugnante. Nadie tiene derecho a disponer de la vida de los demás. Por ello, todos los que estamos en pro de los valores positivos solo podemos condenar las muertes de los humoristas franceses porque, como dicen algunos analistas, ha sido una respuesta asimétrica.
Jornadas después de los crímenes, todo París salió a la calle para manifestarse en contra y solidarizarse con Charlie Hebdo y los familiares de las víctimas. En la ciudad de la luz se congregaron más de un millón y medio de ciudadanos y a casi 50 líderes mundiales que unieron sus voces en contra del terror y en defensa de la libertad. Y desgraciadamente, resucitó el pedigrí de los charlies al titular el suplemento divulgado en varios países e idiomas (en España lo publicó El País): “Domingo 11 de enero de 2015. Más gente con Charlie que en Misa”. ¡Qué valientes son intentando provocar, una vez más, a la parte de la sociedad que, sin duda, más ha estado con ellos tras los asesinatos a sangre fría! ¿Ya no se atreven a caricaturizar a sus verdugos? No se entiende el afán incordiar a la eucaristía, la absoluta falta de respeto hacia unas creencias que ellos son incapaces de sentir. Además, es falso que se congregaran más personas en su apoyo que en misa. Según una reciente encuesta del Instituto Francés de Opinión Pública sobre la realidad del Catolicismo en Francia que fue publicada por diario La Croix, un 64% de sus 66’03 millones de habitantes se declaran católicos, aunque solo un 4’5% acude regularmente a Misa. Las cuentas, una sencilla regla de tres, dan una cifra de 11901.665 franceses que frecuentan los ritos de la Iglesia, casi medio millón más de almas que las presentes en la manifestación.
Detrás de todo no hay más que una tergiversación muy mal intencionada de lo que debería ser la libertad de expresión. Parece que amparándose en este término se puede insultar, desprestigiar, mofarse de otros credos o creencias, etc. Así aparentaban entender hace un tiempo en el diario que ha ganado mucho dinero divulgando en español las últimas viñetas de Charlie Hebdo. Resulta que el periodista Antonio Caño escribía el El País Opinión del 10 de octubre de 2012 unas reflexiones muy acertadas, pero muy alejadas de su actuación la semana pasada: "Hay mucha diferencia entre libertad de expresión y provocación premeditada. (...) La libertad, tal como es descrita, es para ‘expresar’, no para provocar. (...) En Occidente, no solo es posible, sino hasta frecuente la burla de los símbolos religiosos, pero existen límites en otros terrenos”. Antonio Caño fue nombrado director de El País el pasado domingo 3 de mayo de 2014, por lo que seguro que tiene muy presente aquel lema que popularizó Groucho Marx (1890-1977): “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros”. (*)
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Los de aquí, parecidos o peores (sine die)
Por desgracia, en España no nos libramos de casos semejantes. La revista “el jueves”, muy jocosa y punzante también, pero que no llega ni a la suela del zapato a su equivalente francesa, situó a su mascota en una portada de 2006 en la que se leía: “Íbamos a dibujar a Mahoma ¡pero nos hemos cagao!”. Al mismo tiempo anunciaban que habían no sumarse a revistas que sacaron ilustraciones de Mahoma como Charlie Hebdo. Cuatro años más tarde, en 2010, no tenían ningún pudor en ridiculizar al Papa Benedicto XVI durante una visita a Santiago de Compostela y Barcelona.
Aún peores son una casta de personajes que se autodenominan comunicadores y que, casualmente, todos beben de la misma leche ya que desarrollan su labor en “atresmedia”, el grupo propietario de Antena3 y La Sexta. Un día si y otro también atacan a la iglesia católico con sus gracietas, con unas afirmaciones que solo son una majadería. Karlos Arguiñano, ese cocinero con cientos de estrellas Michelin, hace unos meses nos instruyó en su programa del mediodía en Antena3 afirmando que los curas se masturban (le llamó “amor propio”) para aguantar sin hacerlo con mujeres. Por aquello de se cree el ladrón que todos son de su condición, está claro que entiende y practica habitualmente el onanismo, alcanzando el solitario placer que le debe producir.
Otro insigne del mismo linaje es Andreu Buenafuente, que aprovechó la misma estancia papal en España que el jueves para emitir un vídeo en su programa de La Sexta en el que se ridiculizaba a la Iglesia Católica, al Papa Benedicto y al sacramento de la Eucaristía, al mismo tiempo que se hacía escarnio de la imagen de Jesuscristo con frases como “la figura principal del cristianismo es un hombre sabio, de gran barba, y que tiene la finalidad de llevar la felicidad a todo el mundo… ¡Papa Noel!”.
El Gran Wyoming, que de grande solo tiene su volumen y la cantidad de pasta que ha ganado en El Intermedio tratando de ofender a unos y a otros con el beneplácito de La Sexta, cargaba contra la Iglesia en una entrevista concedida al diario digital ForumLibertas.com: “Que en el año 2000 le piden al Señor y a su Santísima Madre que nos iluminen mientras que este año 2008 sólo se lo piden al Señor. ¡Que el Señor ilumine y fortalezca a todos! Conclusión, la Virgen ha quedado fuera porqué está negociando con ETA; y no descarto que esté fuera porqué está en contra del matrimonio gay. Algo gordo debe haber hecho esta mujer para que los obispos se atrevan a dejar fuera a la madre de su jefe”.
Y ¡como no! Ana Morgade, la chica que han puesto de moda Zapeando y que tiene tal concepto de su enorme belleza que disfraza su rostro con unas gafas sin cristales. Se cree tan divina que a su cuenta de facebook la ha llamado “Adoradores de Ana Morgade Pérez”. Y en ella ha incluido un comentario el martes 13 de enero de 2015: “Según el catolicismo, Dios es uno y trino. Padre, Hijo y Espíritu Santo son uno y tres al mismo tiempo. Eso quiere decir que el Hijo le ‘profanó el juju’ a la Virgen María, su propia madre...”.
Sobre estos comiquillos podría merecer la pena hacer algún comentario, pero sería ponerse a su altura. Basta con recordar un aforismo jurídico que ya se utilizaba en la Antigua Roma: “Malus est qui praesumitur sibi malos esse alios” (Malo es quien presume que los demás son malos). Pero, asimismo, se les puede incomodar enormemente utilizando la Biblia para describirlos o, incluso, hablarles de los valores que no tienen. Y es que “hay hombres que sus palabras son como golpes de espada” (Proverbios 12, 18) que “no entienden que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina? Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre” (Mateo 15, 17). Y aunque estos sí saben lo que hacen, se les llegará a perdonar (Lucas 23,34), porque “todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mateo 7, 12).
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Final (en la fecha que leas este blog)
Como final, no puedo estar más de acuerdo con una persona de origen francés, allí donde se cargaron a los 12 periodistas y a otros 5 ciudadanos, que anónimamente subió una imagen a Internet en la que se leía: “Yo no soy manipulable. Estoy a favor de los familiares de las víctimas, pero aún así la emoción no afecta a mi capacidad de pensar”.
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(*) La afirmación no es original del genial humorista que mimetizaba un bigotón con unas grandes gafas y un puro para dejarnos máximas geniales. El New Zealand Tablet del 18 de octubre de 1873, 17 años antes del nacimiento de Groucho, publicaba en su página 7 un artículo titulado “Weekly Epitome” (Resumen semanal) en el que se podía leer: "Them's my principles; but if you don't like them - I kin change them! (He aquí mis principios; pero si no les gustan - ¡estoy dispuesto a cambiarlos!).