Los cristianos, en sus comienzos,
celebraban el nacimiento de Jesús el día 6 de enero, en la Epifanía o en los
Reyes Magos. Sin embargo, en la actualidad muchos países lo hacen el 25 de
diciembre. Hay quien señala que en esta fecha cercana al solsticio de invierno,
y hasta el siglo IV, los romanos glorificaban al dios Sol Invictus, y que por
ello la Iglesia trasladó el día de Navidad al 25 de diciembre, en un intentó de
que la fiesta pagana pasara al olvido. Sin embargo, investigaciones recientes
revelan que la sustitución fue instituida mucho antes de que desapareciera el
Sol Invictus, ya que la elección de la fecha se basó en el señalar la Natividad
de Cristo 9 meses exactos después de la Anunciación, el 25 de marzo.
Fresco en la Catedral de Echmiadzin
(Armenia). Construida entre el 301 y el 303, es considerada la más antigua del
mundo.
Los
armenios, ajenos a las festividades romanas, mantuvieron la costumbre de
festejar la Navidad el 6 de enero, que por otra parte es la fecha en la que los
egipcios evocaban, mucho antes del nacimiento de Jesucristo, la venida de Ra,
el dios Sol. Ese día, y desde tiempos inmemoriales, en Armenia se oficia la
ceremonia de bendición de los ríos, la Churornék (chur = agua, ornek =
bendición). Eugène Boré, un misionero orientalista francés, se hace eco en su
“Historia de Armenia” (1838) de la descripción que de la fiesta hacía un
viajero llamado Juan Struys: “Empieza a
celebrar el obispo más temprano que de costumbre, hace después un sermón sobre
el texto tomado del evangelio del día, y acabado, anuncia la bendición del río.
Durante el sermón del obispo, todos los armenios del país se reúnen alrededor
del sitio donde han de celebrar la fiesta, con la cruz y el pendón. Así que
estuvieron reunidos, el khan (título turco‐mongol que significa ‘máximo
gobernante'), a quién hicieron un presente de 1000 ducados, les envió soldados
para guardarlos de los insultos del pueblo, yendo después él en persona, con su
hijo, el embajador francés, y un armenio enviado por parte del rey de Persia.
El khan entró en una hermosa tienda que le habían levantado al intento, y envió
recado al obispo que ya podía empezar con toda seguridad la ceremonia. A una
señal de este, varios armenios enteramente desnudos saltaron sobre el hielo y
lo rompieron en muchas partes, en tanto que el obispo se entretenía leyendo, y
el pueblo cantaba himnos, salmos y alabanzas. Cuando el hielo estuvo roto,
calló el pueblo, y se oyó únicamente el ruido de las campanas, cimbales y
trompetas, durante el cual se adelantó el obispo hacia el paraje de donde salía
el agua, y después de haberla rociado con aceite bendito, la bendijo con una
cruz de diamantes, metiéndola tres veces en el agua para confirmar más y más la
ceremonia. Apenas se acabó esta, cuando el pueblo corrió en tropel, a beber de
aquel agua, y a lavarse la cara y los pies; muchos se desnudaron enteramente
para mojarse todo el cuerpo, llevados de un celo y fervor tan ardiente, que
casi no sentían la intensidad del frío.” Con mis mejores deseos para estas
fiestas de Navidad que ahora llegan y que el próximo año 2014, y con las aguas
ya bendecidas, os colme de todo tipo de triunfos y éxitos. Feliz Navidad y
próspero año nuevo.