Una receta de cocina, la fondue de Navidad

Como cada año, mi felicitación navideña se relaciona con el país que he visitado en verano. Esta vez le toca a la tierra que los romanos bautizaron como Helvecia, después de conquistarla a la tribu de los helvecios.

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Nos contaban este verano en Suiza que a sus tierras todavía no ha llegado la tradición navideña del pavo. En su lugar prefieren un plato típico de la confederación: la fondue de Navidad que, además de ser fácil de elaborar, permite a las familias charlar en largas tertulias de sobremesa.

En la mesa se colocan platillos con carne de ternera, a veces de caballo, que ya tienen preparada los carniceros. Se trata de piezas muy pequeñas, y también finas, que se cortan cuando la carne está congelada. Parecen hojitas de papel y tienen tamaño no superior a los cinco centímetros. Los trocitos los disponen en una charola a temperatura ambiente alineados como naipes.

En el centro del grupo ponen una marmita, la fondue, calentada por una llama natural, que contiene una sopa de verduras muy caliente. Cada persona ensarta un pedacito de ternera que cuece introduciéndolo en el caldo.

Para ello utiliza un largo tenedor especial que tiene un mango muy delgado y acaba en dos puntas. Como la carne es exageradamente fina está lista para comer en pocos segundos.

Una vez en el plato, se unta la carne con alguna salsa preparadas a partir de la mayonesa, como la tártara u otras al mezclarla con diversos condimentos: pimienta, curry, hierbas, anchoillas, ajo (similar al alioli) o tomate picante.

Pero ¡cuidado! La tradición ordena besar a todos los acompañantes cuando un comensal torpe pierde un trozo de carne el la marmita antes de sacarlo y llevarlo al plato.

Así que con fondue, con pavo, con pollo o, incluso con besugo, besando o sin besar a tus seres queridos, te deseo que pases unas felices fiestas de Navidad y un año 2016 lleno de éxitos. ¡Feliz Navidad!