sábado, 2 de julio de 2022


 ROMA

del 5 al 15 de julio de 2022


Muchos historiadores creen que el origen de la frase “todos los caminos conducen a Roma” estaba en el Milliarium Aureum, un monumento que ya no existe, erigido en el 20 a.C. en el Foro de la Antigua Roma por el emperador Octavio Augusto, aquel mal bicho que convirtió a Egipto en provincia romana 10 años más tarde, cuando obligó a Cleopatra a suicidarse al picarle un áspid. El Miliario de Oro marcaba el punto de arranque de todas las calzadas romanas, algo así como el español kilómetro 0 de la Puerta del Sol de Madrid, pero en versión imperial.

Hoy en día no podemos recorrer esas antiguas vías para llegar a Roma a pie. Tampoco queremos participar en una andarina de tal calibre, desde Pamplona, de la que huimos despavoridos ya que vuelven a celebrarse las fiestas de San Fermín, son unos 1665 kilómetros que nos costaría recorrer caminando unas 350 horas. En los tiempos que corren se abren un sin fin de posibilidades para llegar a la capital italiana. Nosotros hemos optado por desplazarnos en coche el Prat de Barcelona para surcar los cielos con la compañía Vueling hasta el Aeropuerto Internacional Fiumicino Leonardo da Vinci. Bastante más cómodo y en poco más de 10 horas.
 

Según muchos expertos la ciudad de Roma no recibe el nombre de su fundador Rómulo, allí ya existía un lugar con esa denominación. Parece ser que el término deriva de Ruma, que significa mama o teta, por la forma de la colina del Palatino en la que Rómulo creó el núcleo primitivo de la urbe. Sin embargo, Servio (Servius Marius Honoratus), un gramático latino de finales del siglo IV que tenía la reputación de ser el hombre más instruido de su generación en Italia, mantenía que el nombre de Rómulo y Remo, los gemelos fundadores derivaba de Rumon o Rumen, nombre etrusco del río Tíber que baña la ciudad. Los etruscos gobernaron sobre Roma hasta el 509 a.C., año en el que fueron expulsados fundándose La República de Roma.

CRONOGRAFÍA DE LA CIUDAD DE ROMA
753 a.C. > Rómulo funda en el Monte Palatino la primera aldea llamada Roma.
509 a.C. > Expulsión de Tarquinio el Soberbio, último rey etrusco. Roma se convierte en una república senatorial.
387 a.C. > Los galos sesones (celtas) conquistan y saquean Roma.
51 a.C. > Julio César conquista la Galia.
44 a.C. > Julio César es asesinado el 15 de marzo víctima de una conspiración orquestada por un grupo de senadores opuestos a sus ambiciones autocráticas. 
27 a.C. > Octavio Augusto (Octaviano) se convierte en el primer Emperador de Roma. En el año 30 a.C. conquistó Egipto convirtiendo al país en provincia romana.
270 > Roma contaba con 90000 habitantes. Aureliano fortalece la ciudad con el Muro Aureliano, construido entre el 271 y el 275 d.C. para defender Roma de las invasiones bárbaras.
330 > Constantino el Grande convierte a Constantinopla en capital del Imperio Romano.
380 > Se prohíben todos los cultos paganos y el Cristianismo es impuesto como religión oficial (27 de febrero, decreto de Teodosio).
476 > Prospera el Imperio de Bizancio mientras Roma pierde toda su importancia política (4 de septiembre, caída del Imperio Romano de Occidente).
756 > El Papa Esteban II recibe la jurisdicción sobre Roma constituyéndose los Estados Pontificios (Donación de Pipino).
800 > Carlomagno es coronado emperador de Roma por el Papa León III (25 de diciembre).
1300 > El Papa Bonifacio VIII, fundador de la Universidad de Roma, establece el primer Año Jubilar (Año Santo y Año del Perdón de los Pecados).
1400~ > Nace en Roma el Renacimiento que atrae a artistas famosos como Rafael.
1798 > Tras la invasión francesa y la proclamación de la República de Roma, el Papa Pío VI es deportado a Francia.
1814 > Después de la derrota de Napoleón, Pío VII es liberado por los austriacos, el papado regresa a Roma.
1871 > Tras la unificación de Italia por parte de Víctor Manuel II en 1861, Roma se convierte en la capital del Reino de Italia.
1922 > Mussolini disuelve el parlamento italiano asumiendo el mando supremo del Estado Itálico.
1944 > Segunda Guerra Mundial. En junio, el 5º Ejército de los Estados Unidos liberó Roma. Los alemanes se retiran hacia el norte.
1960 > Roma alberga los Juegos Olímpicos.



V ▪ VII ▪ MMXXII
Martes, 5 de julio de 2022.
Volare, Volare.

Volando, volando feliz,
me encuentro más alto,
más alto que el sol.
Y mientras que el mundo
se me aleja despacio
una música dulce
suena solo para mí.
De improviso el viento rápido me lleva
y me hace volar en el cielo infinito.
En el cielo pintado de azul,
feliz de estar allí.
(Domenico Modugno, 1958).

Tras un viaje en coche muy tranquilo, con más paradas técnicas que si uno de nosotros sufriera de la próstata, por fin llegamos al aeropuerto del Prat de Llobregat, o sea de Barcelona. 5 minutos para dejar el auto a los de la empresa Parkos para que nos lo cuiden estos 11 días, casi 40 más para facturar las maletas (todo un alarde de eficacia), otros 15 para pasar el control de equipaje de mano por si somos terroristas, 2 horas andando por la terminal 1 incluyendo unas cervezas a 5'50€ y casi 30 minutos para embarcar. Después de todo esto, hay que soportar una mentira muy poco piadosa de un piloto muy dicharachero de apellido y acento vascorro diciéndonos que partiríamos a la hora prevista cuando solo fueron 25 minutos de retraso. Todo para volar, con la mascarilla FFP2 en el hocico, en un Airbus 320 de Vueling en el que el trasero ha llegado a Roma como un serón, en el que no nos han ofrecido ni un triste vaso de agua, y en el que la wifi de pago no funcionaba. Añadiendo, además, que el amabilísimo azafato no me ha permitido dejar la máquina de fotos en el compartimento de equipajes, por lo que la he tenido llevar encima todo el vuelo. Y para colmo en las instrucciones previas al aterrizaje nos ordenaron que mantuviéramos el respaldo del asiento en vertical cuando no tenía mecanismo para reclinar y... ¡¡¡las ventanillas cerradas!!!, supongo que para que no se produjera una descompresión en cabina, algo que parece razonablemente peligroso ¡Qué agradable y divertido es volar!


El campechano piloto no solo debía ser vasco, también ejercía de ser de Bilbao, con 25 minutos de retraso al salir logró aterrizar antes de la hora prevista para la llegada. O eso, o que la supuesta duración del trayecto sea de 1h50m es un cuento chino, o italiano. Después, 20 minutos rodando por las pistas del aeropuerto de Fiumicino hasta llegar al finger que nos correspondía, otros 15 para desembarcar por oleadas de 5 filas (normativa COVID, estúpida) y una caminata de un cuarto de hora para poder recuperar nuestras maletas. Así que cerca de las 7:10h de la tarde nos recibía Marco, el chofer que nos tenía que llevar hasta el apartamento en una furgona Mercedes enorme.  Es un auriga muy cualificado, es capaz de conducir, ¡bien!, por Roma y chatear al mismo tiempo. Incluso sin llevarse por delante a un curioso funambulista que actuaba junto a un semáforo.



Para acabar, y una vez alojados en un coqueto apartamento, aunque no demasiado parecido a las descripciones de la web de Airbnb, llamado Residenza Romana Vaticana, nos tomamos unas cervezas (a 7 €uros) en un local cercano llamado TB&B y comemos una guarrada llamada scamorza que, aunque llega a tener buena pinta, es un engrudo que se hace bola en la garganta de queso derretido. Y retirada…



VI ▪ VII ▪ MMXXII
Miércoles, 6 de julio de 2022.
Francisco.

Hemos madrugado para hacer una compra grande en un Carrefour cercano que no cierra nunca, ya tenemos desayunos y cenas para varios días. También teníamos el objetivo de investigar el lugar en el que tenemos que presentarnos mañana, muy pronto, para acceder sin colas a los Museos Vaticanos. Solo nos ha costado hora y 20 minutos, y eso que sabíamos la dirección. 

AUDIENCIA PAPAL DE LOS MIÉRCOLES. Después nos hubiera gustado asistir a la Audiencia Papal, pese a que Francisco ni es ni será santo ni de mi devoción ni de la Iglesia. Por lo visto, cada miércoles por la mañana el Santo Padre celebra una audiencia en la plaza de San Pedro en la que Francisco, ese Papa que odia a España, entra en contacto con los fieles para realizar lecturas y reflexiones de las suyas sobre temas concretos, ya sea sobre religión, política o algún tema de actualidad. Dicen que se convierte en una experiencia inolvidable, pero nosotros no la hemos podido disfrutar. Posiblemente, la razón es que no somos de Podemos, ni partidarios de Pedro Sánchez ni de la ultraizquierda, no pertenecemos a esa patulea que tanto le gusta a Su Santidad (que nunca llegará a santo si el mundo en el que vivimos no está demasiado enfermo): “son los comunistas los que piensan como los cristianos” (palabras literales del Papa al diario italiano La Repubblica en 2016), equiparaba a la comunidad cristiana con esa ideología que tan cercana le resulta y que es responsable de un siglo de asesinatos, deportaciones, torturas y el genocidio en nombre de la supuesta defensa de los pobres y parias del planeta. Defendiendo a los comunistas, los defensores del aborto y de la eutanasia… si Nuestro Señor Jesucristo volviera a resucitar pediría que de nuevo le crucificaran, pero cabeza abajo, como San Pedro.

Hace ya 3 meses que, vía e-mail, y cerca de otros 2 a través del correo (con sobre y sello), solicité las correspondientes invitaciones gratuitas para acudir hoy 6 de julio, pero los esbirros al mando del argentino no se han dignado a contestar. ¡Qué se quede con sus audiencias! ¡Qué siga recibiendo y riendo las gracietas de los podemitas herejes, a los que claramente prefiere antes que a los seguidores de su Iglesia! ¡Igual piensa que favoreciendo a lo peor de cada casa, que en definitiva son los suyos, va a ganar un solo adepto más a la causa!


Jorge Mario Bergoglio tiene, al menos, dos problemas: miente mucho y se le indigesta todo lo que sea español o venga de nuestro país. Si alguien le creyó cuando hace unos meses manifestó que igual visitaría España durante el Xacobeo 2022, o es un estúpido o su Fe en el personaje le ciega. Al Papa “pinocho” se le escapó que en caso de aceptar la propuesta gallega se trataría de una visita fugaz y que no se podría considerar como un viaje a España: “si voy a Santiago, voy a Santiago, pero no a España, que quede claro”. Meridianamente claro porque Santiago de Compostela se ubica en un estado independiente de la nación española. El diario La Razón publicaba el 6 de junio, fecha muy apropiada puesto que el 6 del 6 es el “Día de la Bestia” que desde la Santa Sede les desmentían que el “no” de la visita papal se deba a una supuesta animadversión de Francisco a nuestro país, al tiempo que les subrayaban que Su Santidad tiene “una estima más que especial” hacia nuestra tierra que conoce exhaustivamente siguiendo la actualidad eclesial, social y política españolas. Desde el Vaticano se les “olvidó” lo amigo que es de los de Podemos, de los independentistas, y de todos aquellos quieren destruir España. Es de estos a los que conoce exhaustivamente y los siente muy cercanos. Hay que recordar que el piojoso ex-coletudo Pablo Iglesias dijo sobre el Pontífice que "el Papa y yo estamos en la misma barricada", lo que obliga a recapacitar muy seriamente sobre las ideas comunistas y populistas que comparten ambos personajes. 

Y como las mentiras no acaban nunca, en septiembre de 2021 el Papa Francisco aseguró que a pesar de las múltiples invitaciones que se le ha hecho prefiere visitar “países más pequeños que España”. Para que quede claro lo que Él considera pequeños, del 24 al 30 de julio viajará a Canadá, la segunda nación más grande del planeta (España ocupa la posición 51). Igual el Papa peronista ya no recuerda que en otra de sus sandeces, en una entrevista concedida a Jordi Évole, antiguamente “el Follonero” y ahora otro más de esos de ultraizquierda a los que quiere mucho Bergoglio, no le dio ninguna vergüenza afirmar que marchará a España “cuando estemos en paz”. El viejo refrán dice que "de bien nacidos es ser agradecidos". Bergoglio no lo debe conocer, no existe en todo el orbe un  país que haya apoyado más que España a la jerarquía eclesiástica a lo largo de siglos y siglos, y, desde luego, ningún otro ha contribuido a la evangelización de los pueblos como lo hizo España.


Un buen consejo para el Sumo Pontífice, léase “Las Meditaciones, pensamientos para mí mismo, Errata Naturae” de Marco Aurelio (121-180 d.C.), el último de los Cinco Buenos Emperadores, donde encontraría una máxima que le ayudaría mucho a cambiar el rumbo, para bien, de su mandato sobre la Iglesia y que dice que “Si no es bueno, no lo hagas; si no es verdad, no lo digas”. (Las Meditaciones XII,17).

Ya que nos han vetado la presencia cerca de Su Santidad, y dado que hoy es 6 de julio, hemos decidido aprovechar el tiempo para imbuirnos en el ambiente sanferminero que marca el comienzo de las fiestas de San Fermín con una caminata a más de 30º que ha empezado a las 8 de la mañana y acabado a las 2 de la tarde. Hemos pasado por la Plaza de San Pedro, visitado la exposición, pobrísima para los 12€ que cobran por la entrada, sobre Leonardo da Vinci en la Vía de la Conciliación para acabar en Castel Sant’Angelo. Según la tradición, el monumento recibió su nombre actual en el 590. Como Roma estaba siendo azotada por una grave epidemia de peste, el papa Gregorio I decidió organizar una solemne procesión penitencial. Mientras el pontífice, en cabeza de los fieles, estaba atravesando el Puente Elio, se apareció el arcángel Miguel en la cima de lo que hasta entonces era el Mausoleo de Adriano. La manifestación angelical fue interpretada como un signo celeste que anunciaba el inminente fin de la epidemia, y así pasó.




De camino hacia el Ara Pacis, no hemos necesitado de un chupinazo para enterarnos cuando daban las 12:00h. del mediodía, cada día en Roma disparan un cañonazo desde la colina del Gianicolo o del Janículo, junto a la estatua ecuestre de Giuseppe Garibaldi, que permite sincronizar los relojes ¿por si Italia entra en guerra? Lo cierto es que la costumbre la inició el Papa Pío IX en 1849 y lo que se pretende armonizar son las campanadas de todas las iglesias de la ciudad, que no son pocas.

El Ara Pacis, Altar de la Paz Augusta, curioso en un imperio que siempre estaba en guerra, es una especie de caja dedicada a la diosa romana Pax erigida por el senado para celebrar las victoriosas campañas de Augusto en Galia e Hispania y la paz por él impuesta a su retorno triunfal. O sea, debería llamarse algo así como Ara Bellum. Construido entre el 13 y 9 a.C., su originalmente se ubicaba en el lado oeste de la Vía Flaminia, en el Campo de Marte, el dios de la Guerra, y cada año se debían sacrificar un carnero y dos bueyes para tenerlo contento.


Vacíos, pero sin parar de andar, hemos comido espaguetis a la vongole, con almejas, en un sitio llamado Toto. Toto, sin N. Bien, pero bien caro. Y vuelta a casa estrenando el metro en Plaza de España.



VII ▪ VII ▪ MMXXII
Jueves, 7 de julio de 2022.
Inferno: Museos Vaticanos y las postales desaparecidas.

Levántate pamplonica,
levántate dando un brinco,
porque ya son las cinco
y el encierro es a las seis.
Y aquel que no se levante
ni esté en la calle Estafeta
que se vaya a la “cuneta”
porque es un mal pamplonés.

Aunque malos pamploneses porque no solo no estamos en la calle Estafeta sino a unos 1500km, en Roma, tenemos que ponernos en funcionamiento muy pronto, ya que tenemos las entradas para los Museos Vaticanos a las 8:10h, casi de la madrugada.


Los Museos Vaticanos, Musei Vaticai, son una especie de descenso al infierno pese a ser una institución que depende directamente de las altas instancias de la Curia. El Papa Julio II fue el primero en llevar al Vaticano algunas esculturas de gran valor artístico y sus sucesores se encargaron de ampliar la colección. En 1771 el papa Clemente XIV decidió abrir al público el Museo Pío Clementino como primer Museo del Vaticano. En 26 espacios diferentes que forman un conjunto de museos temáticos, galerías, estancias, y patios muy mal preparados museísticamente se encuentran, es muy ufano afirmar que se exponen, unas 20000 obras de arte, entre esculturas, pinturas, mosaicos, libros, joyas, utensilios, muebles, etc. Es terrible deambular por cientos de pasillos con un calor agobiante cercano al del Infierno, aunque sean las 9 de la mañana, es difícil encontrar algunas colecciones como la Egipcia o la Etrusca o el pabellón de las Carrozas, es desagradable caminar por pasadizos que parece que no han sido reformados desde el mismo año 1506 en que se fundaron los museos…


Pese a todo, Los Museos Vaticanos albergan una veintena de piezas de incalculable valor: la Estela de Hatshepsut y Tutmosis III, el Apoxiómeno, el Apolo del Belvedere, el grupo escultórico del Laocoonte y sus hijos, el Perseo triunfante del escultor neoclásico Antonio Canova, el Torso del Belvedere, el Sarcófago de la emperatriz y madre de Constantino Santa Helena, el Augusto de Prima Porta, o el Marte de Todi etrusco. Y también pinturas de incalculable valor como La escuela de Atenas o la Transfiguración, ambas de Rafael Sanzio, una Pietà de Van Gogh, el Descendimiento (o Santo Entierro) de Caravaggio, o el San Jerónimo de Leonardo da Vinci.



Algo bueno, muy bueno, albergan los Museos Vaticanos. Para acabar la visita, y después de descender a los Infiernos se produce una repentina ascensión al Cielo sin pasar por el Purgatorio, y a la salida de un angosto pasillo aparece la Capilla Sixtina. Toma su nombre del papa Sixto IV, quien confió a Baccio Pontelli el diseño de la misma. Una vez terminada (en 1481) algunos de los principales pintores renacentistas, como Perugino, Ghirlandaio, Botticelli y Cosimo Rosselli, decoraron las paredes laterales. La bóveda se pintó inicialmente con un azul cielo salpicado de estrellas, pero el papa Julio II le encargó a Miguel Ángel la redecoración. El gran Michelangelo Buonarroti trabajó de 1508 a 1512 en los frescos de la bóveda, donde se representan nueve episodios del Génesis, rodeados por diferentes personajes bíblicos. Un fresco de gran belleza es el Juicio Final del ábside, escena del 25 años después por el propio Miguel Ángel. En esta clásica escena del Apocalipsis de San Juan aparecen en el centro Cristo y María rodeados de mártires, ángeles, así como de demonios y monstruos. 


En el techo, la escena más conocida es La creación de Adán (1511), una de las obras cumbre del Renacimiento y del arte universal. Los eruditos dicen que Adán, representado con cuerpo de atleta, está recibiendo el soplo de vida a través del dedo de Dios. Pero podría darse otra explicación y es que la icónica imagen de la Capilla Sixtina en la que Dios y Adán acercan sus pulgares es todo un ejemplo de lo que Miguel Ángel no debió pintar: es de mala educación señalar, y los dos personajes lo están haciendo. Lo que el fresco realizado por el artista toscano para el Papa Sixto IV (que no tenía un bar en la calle Estafeta), realmente muestra es el cabreo que el Ser Supremo llevaba contra Adán tras el episodio de la manzana. Está claro, porque señalar a alguien con el dedo índice equivale a convertirlo en objeto de un juicio innecesario, a hablar mal de él, o culparlo de algún que otro pecado.

“Y Dios que impuso al hombre este mandamiento: de cualquier árbol puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio” (Génesis 2, 16-17).

Pero el Creador tuvo una idea perversa, un castigo mucho peor que la muerte. No decapitó a Adán, pero... “entonces Yahveh hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne. De la costilla que Yahveh Dios había tomado del hombre formó una mujer” (Génesis 2, 21-22). ¡Qué tortura! Y todo por el capricho de Adán que tenía apetito. Hasta los hindúes aprendieron la lección, e inventaron un proverbio que desaconseja señalar a alguien con el dedo índice porque el resultado es que los propios dedos corazón, anular y meñique del señalador le señalan a él.

DUOS HABET ET BENE PENDENTES, HABEMUS PAPAM. Es en la Capilla Sixtina donde son elegidos los Papas, Francisco por ejemplo. Cuando un Papa fallece o renuncia a su cargo la Iglesia en un periodo llamado Sede Vacante. Es el momento de convocar el Cónclave, palabra que viene de los términos latinos “cum y clavis”, bajo llave, circunstancia real en la que se encuentran los prelados desde el inicio de la reunión del colegio cardenalicio, ya que permanecen encerrados sin posibilidad alguna de contacto con el mundo exterior. Sitiados, pero probablemente no tanto. No parece posible que el cardenal cocinillas prepare la comida de todos cada mediodía hasta que se elija al nuevo sucesor de Pedro, o que los purpurados duerman sobre el duro suelo de la Capilla Sixtina, o incluso que se dispongan pudorosamente en una esquina de la misma para hacer sus necesidades...

Las votaciones se perpetran con unas papeletas que son incineradas en dos estufas viejunas, una para anunciar que la Iglesia sigue sin Pontífice y otra para proclamar que hay nuevo Papa, tras su recuento. Cuando la elección era negativa, tradicionalmente en la quema se añadía paja húmeda a las papeletas para producir humo negro. Actualmente el sistema es mucho más sofisticado y se usan perclorato de potasio, antraceno y azufre son agregados a la quema para originarlo. Cuando por fin se elige al Vicario de Cristo la fumata blanca se consigue poniendo clorato de potasio, lactosa y colofonia. Tras el anuncio del éxito de las votaciones mediante la columna de humo blanco tiene lugar la proclamación el cardenal protodiácono informa desde el balcón que “Habemus Papam”, un nuevo Papa ha sido elegido. Inmediatamente, el electo impartirá su primera bendición Urbi et Orbi al todo el mundo.


Supuestamente, antes de que el Papa haga su primera aparición en la balconada de San Pedro, se celebra una ceremonia donde el diácono Palpati comprueba la masculinidad del Pontífice. El mito sobre el falso ritual deriva de una leyenda medieval, la de la Papisa Juana: aparentemente una mujer se hizo pasar por hombre y pudo ocupar el papado durante unos dos años a mediados del siglo IX, hasta que en una procesión desde San Pedro del Vaticano a San Juan de Letrán dio a luz un niño poniendo al descubierto su engaño. A partir de entonces se propuso que el candidato a papa debía ser sometido a un control para verificar su sexo. Presuntamente, el Papa se sentaría en una silla especial, la sedia stercoraria, con un agujero en el centro por el que se deslizarían sus cataplines. Un joven clérigo, el Palpati tocapelotas, comprobaría su virilidad solo de manera visual o palpando, para comunicar que “Duos habet et bene pendentes” (tiene dos y cuelgan bien), o Testiculos habet o solo Habet! Los asistentes a la ceremonia responderían “Deo Gratias”, Gracias a Dios.


No existen pruebas históricas concluyentes que demuestren que el palpatorio se haya llegado a producir, pero en los Museos Vaticanos se conserva la sedia stercoraria que podría hacer creer a algún ignorante o a algún malintencionado que así se ratificaba la masculinidad del electo Supremo Pontífice. La realidad es que el sitial no era otra cosa que el trono de los excrementos, un precursor del retrete en la que los papas colocaban sus bienaventuradas posaderas para hacer sus necesidades y, probablemente, también para culturizarse leyendo un libro o la prensa diaria.

Tras estos escatológicos y tan poco dignos pensamientos, acabada la visita a los Museos Vaticanos tratamos de enviar a España las postales de rigor a los amigos y familiares con los que cada verano nos comunicamos con esa especie de literatura barata y tópica. Compramos los sellos en una tienda de souvenir llamada Souvenirs San Pietro Sas Di Ferru Zenobio E C (Via della Conciliazione, 57/59) y una vez bien pegados las depositamos en el buzón amarillo que el local tiene en su exterior. Las postales NUNCA LLEGARON A DESTINO, en España no saben nada de ellas. Añado la foto del local para que no timen a otro incauto como yo.


 

Agotados nos damos un paseo para acabar gastando mucho dinero en comer y beber cerca de los museos, en “Ago e Lillo”: un steak tartar y un pulpo con crujiente de alcachofas y una bola de queso fría que no pegaba para nada con el resto del plato (muy pijo y digno de MasterChef).


VIII ▪ VII ▪ MMXXII
Viernes, 8 de julio de 2022.
En Roma fallan muchas cosas.


Como esta noche ha habido tormenta, al menos truenos, la temperatura ha bajado y era el día ideal para recorrer a pata el centro de Roma. Según Google Maps son solo 5’2 kilómetros que trajinan en 1h:05m. Esta claro que los que han preparado los mapas no lo han transitado nunca, hemos empezado a andar sobre las 9:00h para acabar sobre las 3:00h de la tarde: 6 horas. Además, en Roma fallan demasiadas cosas: la Plaza de España, la Fontana de Trevi o la iglesia de Il Gesù.


SPQR. En nuestro deambular hemos podido comprobar que todas las alcantarillas de la Ciudad y muchos recuerdos para guiris, como nosotros, llevan las siglas SPQR. Los que saben latín afirman que “Senatus Populus Que Romanus” se traduce como “El Senado y el Pueblo Romano”. Algo muy racista, puesto que en el acrónimo SPQR, el Senado es la gente bien mientras que el Pueblo Romano no era otra cosa que la plebe, morralla que no eran ni patricios ni aristócratas. Otros, menos eruditos, creen que SPQR se leería como “Sono Pazzi Questi Romani”, o sea “están locos esos romanos”. También se encuentran algunos italianos que conocen muy bien la realidad de su capital que lo traducen como “sono porchi questi romani”, “estos romanos son unos cerdos”. Lo cierto es que la metrópoli está llena de basuras tiradas por todas partes.


 
En metro nos hemos acercado hasta la parada de Flaminio en la que se encuentra la Piazza del Popolo, que seguramente será la del populacho. Amplia y ovalada, está flanqueada por dos iglesias que parecen gemelas pero no lo son. Y en el centro, el primer obelisco egipcio de la jornada, construido por Seti I o su hijo Ramsés II y llevado a Roma por Augusto en el año 10 a.C.


 
OBELISCOS. Ya habíamos visto el monolito sin jeroglíficos de la Plaza de San Pedro, hoy nos hemos topado con unos cuantos más. Con la conquista por parte de Roma en el 31 a.C., Egipto se convirtió en una provincia romana. Las tierras del Nilo se convirtieron en una cantera donde extraer, robar o expoliar más apropiadamente, monumentos, especialmente obeliscos. A partir del año 10 a.C., con Octavio Augusto, se transportaron un gran número de esos monolitos a la Ciudad Eterna, donde fueron colocados en las espinas de los circos. En la Edad Media la mayoría se cayeron y fueron olvidados para ser redescubiertos y erigidos de nuevo por los Pontífices a partir de finales del siglo XVI. Desde entonces 10 obeliscos egipcios y 3 copias romanas adornan parques y plazas de la capital de Italia. Si en el 31 a.C. Octaviano no hubiera vencido a las tropas de Marco Antonio y Cleopatra en la batalla de Azio (Actium), seguro que no encontraríamos obeliscos en diferentes partes del mundo.
 

Si en el Egipto faraónico se denominaba a los obeliscos con la palabra de origen incierto “tehen” o “tekhenu”, probablemente “rayo de Sol”, el historiador Heródoto los bautizó en el siglo V a.C. con el nombre mucho menos decoroso de “obeló” que derivando en griego a “obelisko” significa "pincho" por su forma alargada.



En Egipto ya resultaba muy complicado ubicar un obelisco delante del pilón de un templo; transportarlos a Roma era mucho más difícil. Las naves romanas no estaban suficientemente desarrolladas para superar una travesía de ese calibre navegando el Mediterráneo. Para conseguir transportarlos con éxito debieron fijarse en los conocimientos de los egipcios para copiar y modificar unos barcos preparados para desplazarse por un río de aguas tranquilas, el Nilo, convirtiéndolos en embarcaciones resistentes al oleaje marino. ¿Cuántos se hundirían? Nunca se sabrá, no existen documentos de la época que lo atestigüen. 

“Pero la empresa más difícil fue el transporte de estos obeliscos por mar a Roma, en barcos que despertaron la mayor admiración. El difunto emperador Augusto bendijo el barco que llevó el primer obelisco al puerto de Puteoli como un recuerdo duradero de este milagroso esfuerzo; pero fue destruido por el fuego. En cuanto al barco en el que, por orden del emperador Calígula, había sido transportado a Roma el otro obelisco, después de haber sido conservado durante varios años y considerado la construcción más milagrosa jamás vista en los mares, fue llevado a Ostia: por orden del difunto emperador Claudio; y torres de tierra puteola [ceniza volcánica] se construyeron primero sobre él y fue hundido para la construcción del puerto que estaba haciendo sobre él” (Plinio, Historia Natural XXXVI, 14).


Un tal Wirsching (2000), que no parece ser un tío muy cuerdo, defiende que “los obeliscos eran transportados sobre dos naves unidas entre sí por vigas, entre las que iban posicionados por debajo del nivel del agua, paralelo a ambas”: un catamarán de época romana más espectacular que el que se ha autorregalado el humilde tenista Rafa Nadal que pasa por ser el más caro y feo que se puede adquirir en la actualidad con un precio de 5’6 millones de €uros.



Cuando los barcos llegaban al puerto de Ostia, los obeliscos tenían que ser descargados y conducidos a la capital a través de canales o por vía terrestre. Desde entonces, 10 obeliscos egipcios y 3 copias pueden ser admirados en Roma.

El segundo obelisco de la jornada está en Piazza di Spagna ¡Existe una Plaza de España en alguna parte del Mundo pese a la política exterior de Pedro “Antonio” Sánchez (“Grazie Antonio” para Mario Draghi, presidente del Consejo de Ministros de Italia)! Piazza di Spagna es un conjunto urbanístico fantástico con una plazoleta triangular, una fuente con forma de barca y una terrible escalinata que no nos hemos atrevido a subir que conduce a la Iglesia de la Trinità di Monti y al obelisco Salustiano que no es egipcio, sino una copia del Flaminio de la Piazza del Popolo. Primeros fallos: la Fontana della Barcaccia, de la Barcaza, está rodeada de trastos para no se sabe muy bien qué y la escalera convertida en un escenario horrendo, posiblemente para algún festival veraniego.


Pero si los aparejos montados en la Plaza de España resultan terribles, mucho más cutre es encontrar que la cercana Fontana di Trevi no es una fuente porque no mana agua de ninguna de sus salidas. No hemos cumplido la tradición, no hemos lanzado la moneda, por lo que se supone que no volveremos a Roma.


FONTANA DE TREVI. La tradición dice que si la persona que arroja una moneda sobre el hombro y tras darse la vuelta rápidamente puede verla caer golpeando la superficie del agua antes de hundirse, visitará Roma nuevamente. Es una especie de Fuente de Canaletas de Barcelona en la que, si se bebe, dicen que se regresará a la Ciudad Condal, pero en elegante. La catalana es muy pobrica, “e que si”, la fuente italiana tiene más posibilidades. Si se arrojan dos monedas, se encuentra pronto el amor, mientras que si se lanzan tres el lanzador se casará en Roma. Sin embargo, la fuente de Las Ramblas tiene una ventaja, especialmente para los propios catalanes, no hay que utilizar monedas para que se cumplan los vaticinios. Al parecer, el ritual retratado en “La Dolce Vita” de Federico Fellini (1960) se debe al arqueólogo alemán Wolfgang Helbig (1839-1915) que, tristísimo por tener que dejar Roma antes de tener la oportunidad de visitar todos sus monumentos y lugares históricos lanzó una moneda y bebió el agua que salía de la fuente para sellar la promesa de que regresaría pronto a la Ciudad Eterna. Hasta en esto la de Trevi supera a la humilde Canaletas, ya que de esta no se conoce inventor de la costumbre.


Ningún turista se fija en el horroroso jarrón ornamental, el “As de Copas”, esculpido en el extremo derecho del monumento. Nosotros sí. Su rara ubicación no aporta nada al monumento y en el lado contrario no hay otro igual, algo que no cuadra en un conjunto tan armonioso. Parece ser que cuando Nicola Salvi construía la Fontana, terminada en 1747, había un rapabarbas con una barbería que daba a la plaza desde Via della Stamperia al que no le gustaba el conjunto, que se divertía atormentando al arquitecto con mordaces y constantes críticas y con absurdas sugerencias sin sentido. El constructor, como vendetta, decidió colocar la gran forma redondeada frente a los escaparates de la barbería para que ni impertinente estilista ni sus clientes pudieran ver el surtidor.

Parece que la recaudación diaria que cada día se saca de la Fontana de Trevi es de unos 3000€ que se destinan a su mantenimiento y a Cáritas.

En el Panteón de Agripa todo está en orden. Pese a que la entrada es gratuita, la espera para entrar es mínima. Convertido en templo, su impresionante cúpula con un óculo abierto en el centro, es una de las bóvedas de mampostería más grandes del Mundo (118-125 d.C.). Hay quien afirma que cuando llueve el agua no se cuela por la apertura. No es verdad esa mentira, y basta para demostrarlo que el suelo del edificio tiene 22 agujeros para filtrar para filtrarla. Delante de su imponente pórtico, el obelisco Macuteo, de Ramsés II, vigila que nadie haga pintadas u otras gamberradas en la construcción.


   
En un par de minutos se llega a la Piazza della Minerva en la que se debería poder acceder a la única iglesia gótica de Roma: Santa María sopra Minerva que… ¡estaba cerrada! Nos hemos tenido que conformar con ver el pequeño elefante esculpido por Bernini que soporta el obelisco Minerveo que el faraón Apries colocó en Sais sobre el 580 a.C.


Otro paseo, y llegamos a Piazza Navona, probablemente la más conocida de Roma, una joya barroca en la que parejas de novios, abuelos con gorra y sus nietos, o turistas como nosotros no dejamos de admirar sus proporciones perfectas y su Fuente de los 4 Ríos en el centro coronada, como no, con otro obelisco erigido por Domiciano (51-96 d.C.) en el que es evidente que los jeroglíficos y otros relieves no son egipcios.


No tan corto es el paseo hasta la Iglesia jesuítica de Il Gesù, con una fachada muy sobria pero con un interior impresionante que influyó notablemente en la arquitectura religiosa barroca europea de la época. Aquí también tenía que fallar algo: se custodia el brazo incorrupto de San Francisco Javier, pero como era de esperar no se puede ver.


EL BRAZO INCORRUPTO DE SAN FRANCISCO JAVIER. Cuando San Francisco Javier (Francisco de Jasso Azpilicueta Atondo y Aznárez de Javier), patrón mundial de las Misiones de y la Comunidad de Navarra, falleció en la isla china de Shangschwan (Sancián) el 3 de diciembre de 1552, sus restos fueron trasladados a Goa, India, donde se les dio sepultura. Aún hoy se venera su cuerpo milagrosamente incorrupto, pero mutilado, en aquel lugar donde quiso entregarse al Señor.


Incorrupto y mutilado por la ocurrencia de Paulo V, Papa de la Iglesia del 16 de mayo de 1605 al 28 de enero de 1621, que decidió que tenía que poseer una reliquia procedente del cuerpo incorrupto de Santo navarro. Entonces, el Provincial y el Prefecto de Goa, a instancias del Superior General de la Compañía de Jesús Claudio Aquaviva, deciden que sea el brazo. Muy asustados ante la posibilidad de se les aplicara un muy merecido castigo divino, llevaron a escondidas y con nocturnidad los restos de San Francisco Javier a una capilla secreta en el sótano de la basílica del buen Jesús de Goa. Prepararon una bandeja de plata toalla y un cuchillo, pero al ir a separar la extremidad sobrevino un terremoto, lo que les hizo salir por piernas de la estancia. Volvieron dos veces más y comprobaron que cuando iban a intervenir con la faca se repetía el temblor. Bastante achantados llegaron a la conclusión de que el difunto navarrico su oponía a la amputación. Se arrodillaron y se dirigieron en plegaria al Santo, platicando que únicamente lo hacían por obedecer al Santo Padre de Roma. ¡Y obró el milagro! El de Javier, sumiso, estiró los ligamentos y reblandeció las articulaciones para que pudieran sajar el brazo con facilidad.


El barco en el que la reliquia porteada el Padre Sebastián González a Roma fue atacado por unos piratas que intentaron abordarles, pero la intercesión de San Francisco Javier frustró milagrosamente el ataque. Desde entonces, la reliquia se exhibe en la Iglesia de Il Gesù de Roma. Se estima que con su extremidad derecha el patrón mundial de las misiones llegó a bautizar a más de 100000 personas en Asia.

Muy próximo, el Altare della Patria en Piazza Venezia, es un monumento levantado en honor de Vittorio Emanuelle II, rey de Italia de la casa de Saboya entre 1861 y 1878. La estructura arquitectónica representa una ruta ascendente ideal que, por medio de escaleras y terrazas, enriquecidas por esculturas y bajorrelieves, se eleva hasta el gran pórtico columnado dominado por cuadrigas en bronce, alegorías de la Unidad de la Patria y de la Libertad.


A un lado de la plaza, la Columna de Trajano (113 d.C.), alzada para conmemorar la victoria del emperador sobre los Dacios de la actual Rumanía, fue una novedad absoluta en el arte antiguo y se convirtió en la obra más vanguardista del relieve histórico romano. La espiral que componen sus escenas está organizada rigurosamente con intenciones cronísticas, pero también propagandistas: no solo están representadas las batallas más destacadas, sino que se intercalan con escenas de marcha y traslado de tropas y de construcción de campamentos e infraestructuras, etc.

 


Otro desastre de la Roma, el último que hemos sufrido hoy es la falta de estaciones de metro. Desde Piazza Venezia hasta la parada más cercana, Barberini, hay que caminar unos 20 minutos.

BEBER COMO UN ROMANO. No obstante, la ciudad tiene algo muy positivo: miles de fuentes en las que mana un agua muy fresca que permite aliviar el terrible calor estival. Pero las fuentes de Roma tienen cierto intríngulis, un mecanismo que las hace dignas de investigación. En las “nasone”, “nasoni”, “narizonas”, o “narigudas”, es muy fácil distinguir si el bebedor es un auténtico romano de pro o un turista poco avezado en el funcionamiento de las fontanas. Si una persona, antes de beber, tapa el agujero inferior del caño para que el chorro de agua mane formando una parábola por la parte de arriba que le facilita beber de una forma estilosa y elegante, es casi seguro que sea un lugareño o alguien que ha visitado muchas veces la ciudad. Si, por el contrario, sorbe sin usar el truco del dedo por debajo del “chorrón” salpicándose la mayor parte de la ropa, no hay duda de que es uno de los muchos guiris poco informados que la visitan.



IX ▪ VII ▪ MMXXII
Sábado, 9 de julio de 2022.
Arqueológicamente feliz.

El día sido agotador, pero como decía una amiga castellana que tenía “arqueológicamente feliz”. De las Termas de Caracalla a la Pirámide Cestia, y de la tumba al Moisés de Miguel Ángel para acabar en los Museos Capitolinos. Más de 8 horas sin parar. ¡Y luego envidian la vida del turista!

De los elevados edificios de las Terme di Caracalla solo quedan las imponentes arcadas, los delicados mosaicos con teselas de colores y blanco y negro, una vivienda descubierta recientemente y una exposición de Giuseppe Penone, un supuesto escultor pirado que coloca pedruscos encima de árboles secos. Rodeadas de pinos mediterráneos, carrascas, en su día debieron ser impresionantes. Hoy, una nueva paradoja romana, en todo el recinto de lo que en su época eran espacios para tomar baños, solo hay agua en el WC. ¡Están locos estos romanos, una vez más!


TERMAS AGOTADORAS. Los romanos creían que gozar de una buena salud era cuestión de baño, comida, masajes y ejercicio, actividades que podían encontraban en las termas, unos complejos mucho más complejos que los modernos spas. Allí, además de cuidar su higiene y socializar, se dedicaban al ejercicio físico hasta la extenuación.


Tras atravesar el vestíbulo de entrada (1), el bañista pasaba al apodyterium (2) que cumplía la función de vestuario o, mejor, desvestuario. Era la habitación en la que se desnudaban y dejaban sus ropas. Había un banco corrido y en la pared unas hornacinas sin puertas donde se depositaban las ropas y los objetos personales, que quedaban vigilados por un esclavo. Una vez en pelota picada se dedicaban a la lucha o cualquier otro deporte en el gimnasio o palestra (3). 


Todo sudados entraban en el laconicum o sudatorio (4) para sudar más. Era una estancia de planta circular con una temperatura muy elevada y ambiente seco, para activar la transpiración. El calor era proporcionado por una estufa y se regulaba abriendo más o menos un agujero, oculus, en la cúpula de la sala.

La siguiente parada del itinerario se producía en el caldarium (5), un gran espacio en el que tomaban un baño de agua muy caliente y se restregaban la piel con el strigilum, una especie de espátula metálica nada cómoda, para eliminar impurezas. Esta operación requería la asistencia de otra persona. Si los usuarios no se acompañaban de otro esclavo (ya tenían uno cuidando sus ropajes), se recurría al personal de las termas. Pero tenían que estar ojo avizor, desnudos daban la espalda a otro hombre que hasta podría ser un “pecatamundi”, o vivir en la acera de enfrente y saliendo del armario únicamente para manosear cuerpos ajenos. Para tonificarse, el agua de los baños era cada vez más fría: de la tibia del tepidarium (6) pasaban a la muy fría del frigidarium (7). El recorrido terminaba en lo que hoy sería una piscina al aire libre, la natatio (8).


Después de todas estas complejas operaciones, los clientes se reunían a charlar en los salones, paseaban por el jardín y por los pórticos sombreados en verano, o hacían uso de las tabernaes y bibliothecas con las que también estaban equipadas las termas (9).


Desde el pasado 23 de junio en las termas también se pueden visitar los impresionantes frescos que decoraban una casa de hace casi dos mil años, con deidades romanas, egipcias y griegas. La domus a la que pertenecen las pinturas murales es del periodo de Adriano (siglo II d.C.), pero fue destruida y sepultada por orden de las autoridades romanas en el 206 d.C.  para construir el impresionante complejo de termas entre el 198 y el 217 d.C. Considerado un simple larario, un altar doméstico, se trata de un auténtico lugar de culto a deidades romanas y orientales, muestra de la armonización de los distintos cultos que los romanos emprendieron conforme crecía el imperio. En las paredes aparece la Tríada Capitolina (Júpiter, Minerva y Juno), pero también Anubis, el dios egipcio de los muertos, Isis, o su par helénica, Deméter, protectora de los campos y cultivos.


La pirámide Cestia fue construida alrededor del 18-12 a.C. como tumba para Cayo Cestio Epulón, magistrado y miembro de uno de los cuatro grandes colegios en Roma, el Septemviri Epulonum. Los epulones dirigían los épulos, o convites, que se hacían para aplacar la ira de los dioses. La construcción es de ladrillo y mortero cubiertos con losas de mármol blanco travertino mide 100 pies romanos (29'6 metros) de lado en la base y 125 pies (37 metros) de altura. Se parece poco a las pirámides de Egipto en las que se inspiró, pero algo más por su forma a las de Meroé en Sudán.


UN CORNUDO BÍBLICO LLAMADO MOISÉS. Podría ser que por su condición de gran traidor, ya que tras ser rescatado de las aguas del Nilo por la hija de un faraón se volvió contra este para liberar al pueblo judío de sus garras, Moisés es representado en muchas ocasiones en muchas ocasiones con unos prominentes cuernos, tal vez los que puso al mandatario egipcio. Con estos atributos es como lo esculpió Miguel Ángel Buonarroti entre 1513 y 1515 en la magnífica talla de la basílica de San Pietro in Vincoli, San Pedro encadenado, construida para albergar la reliquia de las cadenas con las que ataron a San Pedro durante su encarcelamiento en Jerusalén.


La cuestión de la cornamenta tiene explicación, y no es que la beata esposa de Moisés hiciera guarrerías con otros hombres a sus espaldas. Resulta que en el siglo IV San Jerónimo, Jerónimo de Estrabón, perpetró una traducción al latín del texto bíblico original pretendiendo que fuera una versión más fácil de entender y más exacta que sus predecesoras (la Vulgata, la “edición divulgada” de la Biblia). Lo de la facilidad de comprensión puede que lo consiguiera, pero para nada lo de la precisión. 

“...descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía...” (Éxodo 34, 29).
“...los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente...” (Éxodo 34, 30).
“Al mirar los hijos de Israel el rostro de Moisés, veían que la piel de su rostro resplandecía...” (Éxodo 34, 35).

En el original hebreo el verbo irradiar, emitir rayos, tiene la misma raíz ‘krn’ que el sustantivo “cuernos”, así que San Jerónimo no se lo pensó dos veces y tradujo: “cornuta esset facies sua”, o sea, “su rostro era cornudo” o “los Hijos de Israel vieron entonces que unos cuernos emanaban de la tez del rostro de Moisés”. Este tipo de simbolismo iconográfico derivado del error de traducción se hizo muy común en el arte sacro del Renacimiento, ya que facilitaba el trabajo del escultor: tallar unos pitones, aunque sea de un Mihura, es mucho más sencillo que esculpir la luz abstracta.


La escultura cornuda de Moisés es tan impresionante que la leyenda cuenta que cuando Miguel Ángel trabajaba los últimos detalles, se sintió tan sorprendido por su realismo que la golpeó en la rodilla con el martillo mientras exclamaba: “¿Por qué no me hablas?”. Lo que el artista Buonarroti no debía conocer era que Moisés era tartamudo: “Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua” (Éxodo 4, 10). Cornudo y apaleado, pero el Moisés de Miguel Ángel sigue causando desde admiración a temor cuando traspasa a los visitantes de San Pietro in Vincoli con su fija, dura y penetrante mirada.


“Pedro fue retenido en prisión, mientras una oración incesante se elevaba a Dios desde la Iglesia por él. Y aquella noche, cuando Herodes se disponía a hacerlo comparecer ante el pueblo, Pedro, custodiado por dos soldados y atado con dos cadenas, dormía, mientras delante de la puerta los centinelas custodiaban la prisión. Y he aquí, un ángel del Señor se le apareció y una luz brilló en la celda. Tocó el costado de Peter, lo despertó y le dijo: ¡Levántate rápido! Y las cadenas cayeron de sus manos” (Hechos de los Apóstoles 12, 5-7).


San Pedro sufrió prisión en dos ocasiones, en Jerusalén y en Roma, y en ambas fue encadenado en las mazmorras que ocupó. Los grilletes con los que le amarraron en Cárcel Mamertina de la Ciudad Eterna fueron rescatados por la comunidad cristiana y cuidadosamente guardados. Y en el 439 Eudoxia Licinia, hija del emperador Teodosio II el Joven, llevó a Roma las ligaduras jerosolimitanas. Al papa León Magno, muy suspicaz, se le ocurrió compararlas. En cuanto acercó los dos tramos, milagrosamente se entrelazaron y se fundieron en una sola cadena. Este prodigio suscitó tanto estupor que Eudoxia mandó construir una iglesia para custodiarlas que recibiría el nombre de San Pietro in Vincoli. Desde 1706, un fresco de Giovanni Battista Parodi alusivo al milagro de las cadenas luce en el techo de la basílica.


Los Museos Capitolinos, nuestra última parada de hoy, son los museos más antiguos del Mundo, ya que fueron fundados en 1471 por el Papa Sixto IV, que donó a la ciudad de Roma una importante colección de bronces, entre ellos la Loba Capitolina, que hizo instalar en el patio del palacio de los Conservadores en la plaza del Campidoglio. Además de un enorme cabezón representando a Constantino II, la obra más importante que se conserva es la estatua ecuestre de Marco Aurelio. 


También se halla el símbolo insignia, y fake, de la ciudad: el bronce de la Luperca o Loba Capitolina. Durante mucho tiempo se pensó que era una obra etrusca del siglo V a.C., pero recientemente se ha datado del siglo XII de nuestra era. Además, es seguro que los gemelos a los que alimenta, Rómulo y Remo, fueron agregados durante el Renacimiento italiano.


Falta nos hace reponer fuerzas. En Terre e Domus nos hacemos con unos gnocchis y un bacalao con chips de calabacín y para postre a cada brioche siciliano un pan brioche relleno con dos bolas de helado de sabores diferentes.




X ▪ VII ▪ MMXXII
Domingo, 10 de julio de 2022.
Descanso semanal.

...y el séptimo día descansó. 
Dios bendijo ese día y lo apartó, 
para que todos lo adoraran.
(Génesis 2, 2).

Un día sin programa de visitas. Hemos quedado con Javier Erburu Calvo, un viejo conocido sacerdote, y bien que nos ha venido, empezábamos a estar muy fatigados.

Como habíamos quedado a las 10:30h. en el obelisco Flaminio de la Piazza del Popolo y hemos llegado sobre las 9:15, hemos intentado encontrar el Mercato delle Stampa, pero debe estar muy escondido. No ha habido manera. Así que a lo lejos, muy arriba, casi en el cielo nos hemos fijado que había unas cuantas personas en lo que parecía un mirador que dominaba la plaza. Todo valientes nos hemos atrevido a escalar, sin crampones ni piolet, para llegarnos hasta la cima de la montaña. Si, arriba había un mirador: la terraza del Pincio, un balcón panorámico que se asoma a Piazza del Popolo desde se ven algunas de las maravillas de Roma, sus grandes monumentos, entre ellos la cúpula de la Basílica de San Pedro coronando el cielo romano. Lo de Pincio viene de Pinci, familia propietaria de la zona desde el siglo IV, todavía en época romana.


Después nos hemos juntado con Javier un sacerdote que, como debe ser, viste de sacerdote pese a que el negro en verano da mucho calor. Paseando hemos hablado de su vida en Roma, del colegio Santa María la Real de Sarriguren, de la transformación, a peor, que está sufriendo la institución de los Maristas, de lo humano y lo divino… Por supuesto, conversaciones regadas con unos cafés a primera hora y unas cervezas descomunales a mediodía.  


Junto a Piazza Spagna, hemos encontrado algo muy español pero difícilmente entendible en pleno verano: un vendedor de castañas asadas. Nadie se acercaba a comprar, no hay a quién le apetezcan unas castañas asadas a las 11:00 de la mañana a 30º.


Cuando Javier tiene que marcharse a seguir con las obligaciones de su sacerdocio, acabamos comiendo la primera pizza del viaje. Ha sido en un local llamado Negresco y la Capricciosa de 13€ tenía la masa muy fina y, también, muy poco jamón, muy pocos champiñones, medio huevo duro y algunos trozos de alcachofas supuestamente asadas. 




XI ▪ VII ▪ MMXXII
Lunes, 11 de julio de 2022.
Gracias al hijo de puta que me harobado la cartera...
Grazie al figlio di puttana che mi ha rubato il portafoglio...

Muchísimas gracias, grandísimo hijo de puta que me has robado la cartera en la línea de autobús 23. Me has amargado las vacaciones y has conseguido que no vuelva a visitar esta REPÚBLICA BANARERA. Desaconsejaré a los conocidos y en todos los foros en los que pueda escribir que nadie en sus cabales se digne a hacer turismo en esta Italia llena de morralla, de gentuza que no es de fiar, de esta caterva de ladrones. Si la autoridades hicieran algo, reprimieran estos delitos, no se producirían. Así que hasta nunca. Y, por supuesto, tampoco voy a seguir con este blog por que con estas líneas ya describo todo lo que opino de Italia. Adiós y hasta nunca.

Grazie mille, nipote di puttana che mi hai rubato il portafogli sulla linea 23 dell'autobus. Hai reso la mia vacanza amara e sei riuscito a impedirmi di visitare di nuovo questa REPUBBLICA BANARE. Scoraggerò i conoscenti e in tutti i forum in cui posso scrivere che nessuno sano di mente si degna di fare turismo in questa Italia piena di spazzatura, di marmaglia che non è degna di fiducia, di questa banda di ladri. Se le autorità avessero fatto qualcosa, represso questi crimini, non si sarebbero verificati. Quindi ci vediamo mai. E, ovviamente, non continuerò nemmeno con questo blog perché con queste righe descrivo già tutto ciò che penso dell'Italia. Arrivederci e non ci vediamo mai.
(Traducido al italiano con Google Traductor).



 EPÍLOGO 
XII-XIII ▪ VII ▪ MMXXII
Martes y Miércoles, 12 y 13 de julio de 2022.
EL SALVOCONDUCTO DEL RELLANO DE LA ESCALERA DEL CONSULADO GENERAL DE ESPAÑA EN ROMA


Tuve la desgracia de que me robaran la cartera durante mis vacaciones en Roma, algo que resulta mucho más habitual de lo que debiera en un país civilizado. Tras poner la correspondiente denuncia, al día siguiente me dirigí al Consulado General de España para que me redactaran un documento que me permitiera salir de Italia. Me atendieron en el descansillo de la escalera y en el descansillo me retuvieron más de 10 minutos para que el supuesto encargado del papeleo me informara, tal Mariano José Larra, que volviera al día siguiente con la tarjeta de embarque (nunca me la llegó a pedir ya que no era necesaria), la denuncia y 2 fotografías tipo carné. Nuevamente, el encuentro se produjo en el rellano, y nuevamente hubo que esperar en la escalera, esta vez más de 20 minutos. Pese a disponer de un espacio dentro, la sala de espera del Consulado de España es una escalera viejísima en la que se molesta a los vecinos del inmueble, con un calor insoportable y con la prohibición de utilizar los servicios (una señora mayor lo solicitó, pero se lo negaron). Una vez en el interior del consulado, los trámites suponen cerca de media hora completando unos formularios con una información tan útil e importante como el nombre de mis progenitores fallecidos hace bastante tiempo. Acabada la gestión, el funcionario pretendía que regresara un día más tarde para recoger el salvoconducto. Hubieran sido tres jornadas para que me entregaran un papel. Según la empleada italiana del propio Consulado, la persona encargada de los trámites se encontraba al borde de un ataque de nervios ya que el miércoles 13 de julio tuvo que disponer la “friolera” de 7 salvoconductos. Por cierto, en el Consulado General de España en Roma solo atienden en el rellano de la escalera de 9:00 a 13:00 horas, ¿qué hubiera pasado si me roban la documentación justo la tarde antes de volar desde Roma? Si todos los caminos llevan a Roma, ¿cómo se sale de Roma sin DNI?